Moguer ha despedido hoy a su hermandad del Rocío abarrotando las calles por las que ha transitado la comitiva rociera que componen este año 35 carros tradicionales, más de 30 tractores y unos 70 caballistas, junto a más de 5.000 personas que peregrinan desde primera hora de la mañana junto al espectacular carretón de plata que porta al Simpecado de una hermandad que lleva acudiendo a su cita con la Blanca Paloma desde hace más de 3 siglos.
El alcalde Gustavo Cuéllar y varios concejales se han sumado a la comitiva encabezada por el Hno. Mayor de la filial, Manuel Morales y los Mayordomos de este año, Juan Ventura y su esposa Ewelina Zoladkiewicz, en un recorrido de despedida en el que han vuelto a vivirse momentos especialmente emotivos al paso del carretón por la sede de las Hermanas de la Cruz, el colegio Pedro Alonso Niño o el propio ayuntamiento de Moguer.
Cantes, piropos y lluvias de pétalos han jalonado el recorrido del Simpecado antes de iniciar el camino hacia la ermita de Montemayor, donde los rocieros moguereños se han despedido de su Patrona para adentrarse a continuación en las arenas del Camino de Moguer que les llevará un año más al encuentro con la Virgen del Rocío.
Tras almorzar en el paraje del Milanillo, la espectacular comitiva rociera de esta hermandad, cuarta en antigüedad en la romería de Pentecostés, que da nombre a uno de los caminos más transitados por las hermandades de la provincia, hará noche en Pino Gordo, para reanudar mañana tras la misa del alba su peregrinación hasta la aldea, en la harán entrada sobre las 15 h. por la calle Moguer, para vivir a partir de ese momento la alegría del encuentro con la Reina de las Marismas.
La envidiable ubicación de la casa-hermandad de Moguer en El Rocío, a escasos metros de la ermita de la Virgen, y la solera y prestancia con la que siempre se conduce la filial moguereña, convierten sin duda a esta hermandad en una de las más señeras de cuantas acuden a la romería, destacando la espectacular imagen de los bueyes que portan el carretón con el Simpecado cuando se arrodillan ante la Blanca Paloma en la presentación de las filiales.