La tradición de las 12 de uvas para despedir el año es una de las más arraigadas y antiguas del país, comerlas en la noche de nochevieja atrae suerte y prosperidad, pero en La Palma este 31 de diciembre se cambió la medianoche por el mediodía y las uvas por sabrosas bolas de queso que hizo que los más pequeños palmerinos disfrutasen de lo lindo entre matasuegras y serpentinas.
La concejalía de festejos del Ayuntamiento, con todas las medidas de seguridad e higiene para prevenir los contagios de la Covid-19 organizó unas campanadas infantiles que llenó de ilusión la plaza de España de la localidad con unas protagonistas indiscutibles que no paraban de sonreir en el balcón presidencial del consistorio: las palmerinas que encarnarán el próximo día 5 las estrellitas de la ilusión de la gran cabalgata.
A las 12 en punto del mediodía, los más pequeños comieron sus doce bolas de queso y al finalizar, la plaza se llenó de aplausos y alegría, en un nuevo diciembre donde se ha recuperado esta tradición palmerina de las campanadas infantiles para despedir el año.