El Día Mundial de la Salud Mental de este año está dedicado a la prevención del suicidio.
Cada año, más de 800.000 personas mueren por suicidio y otras muchas intentan suicidarse. En España se producen 10 suicidios al día, uno cada dos horas y media. El doble que personas por accidente de tráfico, 11 veces más que por homicidios y 80 veces más que por violencia de género.
El suicidio no respeta edades y es la segunda causa de defunción entre los jóvenes de 15 a 29 años, aunque el mayor número de suicidios en ambos sexos se produce entre los 40 y los 59 años. Por género, los hombres se suicidan con mayor frecuencia que las mujeres: tres de cada cuatro suicidios son de un hombre.
Afortunadamente en el suicidio intervienen factores de riesgos prevenibles y tratables.
No hay una explicación única de por qué se suicidan las personas. Muchos suicidios se cometen impulsivamente y, en tales circunstancias, el acceso fácil a medios tales como plaguicidas o armas de fuego pueden marcar la diferencia entre la vida o la muerte de una persona.
La mayoría de las crisis con pensamientos suicidas son de duración limitada y se producen en momentos de confusión y malestar vital que son temporales aunque parezcan interminables. Ante una circunstancia, la persona se encuentra sin salida y bloqueada, llegando a creer que el suicidio es la única vía de escape.
Con frecuencia no se trata de una decisión o voluntad firme sino que el suicida duda hasta el último minuto si vivir o morir.
La ayuda juega un papel fundamental. Porque hay salida, porque hay opciones, porque hay caminos.
Las personas con enfermedades mentales se suicidan con mayor frecuencia que la población general, pero no es necesario padecer un trastorno mental o del ánimo para hacerlo. Todos somos vulnerables.
En cualquier caso, el potencial suicida sufre y necesita nuestra ayuda. Escuchar, empatizar y comprender es el primer paso que podemos dar para ayudar a una persona en estas circunstancias.
Y, si se trata de ti, habla. Ante cualquier intento o idea de suicidio, es conveniente acudir a nuestro médico de familia. Él será la primera puerta para la ayuda que necesitamos. En casos de emergencia sanitaria, deberemos recurrir siempre al 112.