Trigueros ha clausurado con rotundo éxito su festival “Noches de Santa Catalina”, una de sus propuestas culturales más especiales de este verano al tratarse de un evento que ha ido mucho más allá de la música para convertirse en una auténtica experiencia cultural para los sentidos, y todo ello en un enclave tan especial como es el Antiguo Colegio Jesuita de Santa Catalina.
Las noches del 25 de julio y 8 de agosto, el emblemático lugar de este pueblo de la campiña onubense se ha vestido de magia para acoger una propuesta que ha conectado arte, patrimonio y gastronomía en un mismo espacio.
El ciclo de conciertos, con propuestas enraizadas en la música de la tierra y abierto a nuevas miradas, ha sorprendido por su capacidad para mimetizarse con el lugar que lo alberga, un espectacular monumento del siglo XVI, Bien de Interés Cultural de estilo renacentista. La propuesta de estas dos noches se ha convertido en todo un diálogo entre pasado y presente, tradición y vanguardia.
La primera de las citas, celebrada el 25 de julio, se abrió con el arte valiente y sublime de Sebastián Cruz, que presentó Zarabanda, un flamenco con alma barroca donde letras eternas y una interpretación impecable desgarraron silencios y cruzaron siglos y fronteras. La noche continuó con el espectáculo Lorca, pasión por el flamenco, en el que Isabel Mª Augusto, Virginia Gómez, Yolanda Sousa, la guitarra de Gaspar de Holanda, la percusión de Nico Pérez y la sensibilidad de Lúa Martín ofrecieron un momento irrepetible en el que teatro, flamenco y poesía se fundieron en un bello homenaje al eterno poeta andaluz, Federico García Lorca.
El pasado viernes, 8 de agosto, tenía lugar el segundo evento con el que se cerraba el festival. El escenario volvió a coger un doble espectáculo con artistas de primer nivel del panorama cultural nacional. La belleza y sensibilidad del dúo cántabro Casapalma y una de las grandes voces del folk español, Karmento. El dúo formado por Irene Atienza y Yoel Molina, presentó Montañesas, un viaje sonoro que fusiona el folclore cántabro con sonoridades contemporáneas como el pop alternativo, la electrónica experimental y el reggaetón lento.
Por su parte, Karmento cerraba con su fuerza telúrica, su verdad a flor de piel y un repertorio que fue viaje, raíz y emoción, recibiendo el aplauso unánime del público tras su directo íntimo y poderoso, donde la música tradicional se fundió con la vanguardia y la poesía de lo cotidiano. Un broche de oro al festival, que emocionó al público y despidió las Noches de Santa Catalina entre un intenso y prolongado aplauso de los asistentes.
En ambas noches, el festival ofreció un maridaje gastronómico de productos onubenses en el interior de la antigua Iglesia Jesuita, completando así la experiencia con la mezcla de sabores y sensaciones de los productos de Huelva. Los asistentes pudieron hacer todo un recorrido por las comarcas onubenses a través del paladar con jamón de la sierra de Huelva, mojama de nuestra costa, quesos del Andévalo y vinos del condado de Huelva.
El festival, organizado por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Trigueros, se enmarca en la programación del Teatro Municipal de Trigueros, un espacio cultural con clara vocación de teatro de la campiña onubense que, en verano, sale a la calle para llevar propuestas de calidad a escenarios al aire libre. Una apuesta firme por la descentralización cultural y por acercar espectáculos de primer nivel a espacios patrimoniales emblemáticos.
El alcalde de Trigueros, Vidal Blanco, quiso destacar y “agradecer la colaboración de las dos entidades patrocinadoras, Fundación Caja Rural del Sur y la Diputación Provincial de Huelva, cuyo apoyo ha sido fundamental para hacer posible esta edición de Noches de Santa Catalina y para seguir impulsando la cultura como motor de desarrollo y proyección del municipio.”
Por su parte, el concejal de Cultura, Benito Conde, valora de manera satisfactoria la edición que “sigue situando a Trigueros en el mapa cultural de Huelva, un logro que es fruto del compromiso por ofrecer propuestas de calidad, con la vocación de acercar la cultura a la ciudadanía.”
Con esta edición, “Noches de Santa Catalina” da un salto cualitativo de calidad, reafirmando su esencia: arte, emoción y belleza reunidos en un enclave patrimonial único, ofreciendo experiencias inolvidables que conectan pasado y futuro.