Este año la experinecia de pregrinar a la Aldea Almonteña de El Rocío le ha sido concedida a 18 internos del Centro Penintenciario de Huelva. De ellos, dos son extranjeros -un dominicano y un ruso-. Para todos es la primera vez que comparten esta experiencia. Tras el recuento de presos, a las 7 de la mañana y bajo un aguacero intenso se han colocado haciendo círculo, y el cura de la prisión, ha tomado la palabra en un acto lo más parecido a una Misa de Romeros.
Ya en la zona de aparcamiento de la cárcel, les esparaba un carro rociero tirado por 4 mulos donde todos iban colocando el costo, que no es otra cosa que una mochila con sus enseres. Lo justo y necesario para estos dos días de camino. Allí, hemos conocido a Dolores de Huelva y a Edgar de la república Dominicana. Poco más tarde, entorno a las 07:30 horas de la mañana, el sonido del tamborilero abría la comitiva. Los peregrinos se apiñan entorno a él y comienzaba el camino. Por delante, les espera una jornada de 42 kilómetros de recorrido. Pablo Sánchez, durante muchos años trabajador social de la prisión de Huelva, es el alma mater de esta peregrinación de presos al Rocío. Hoy ya jubilado, sigue siendo parte de esta bonita historia.
Mañana será otro día más de camino. Más corto, con 18 Kilómetros y lleno de emociones porque entorno al mediodía llegaran al Rocío. Allí, les esperan sus familias; un almuerzo de convivencia y la vuelta a la cárcel para seguir cumpliendo condena. Eso si, volverán llenos de experiencias y habiendo superado la prueba de convivir en sociedad durante dos días. Dos días en los que fueron libres y dos días que nunca olvidarán.