El puente de la Inmaculada llena El Rocío de numerosos devotos que eligen esta festividad para pasarla cerca de la Virgen del Rocío. La hermandad del Rocío de San Juan de Aznalfarache es una de las que peregrina en estas fechas. Por eso, su coro, aprovecha para cantar a la Blanca Paloma.
Momentos únicos, que se repiten cada año, al poder cantar a las plantas de la patrona de Almonte. Instantes mágicos que permanecen en la retina de quienes los viven durante todo el año.
Con la llegada de la Navidad todo se vuelve más especial y en el Santuario más. Música celestial gracias a los coros rocieros que cada año reproducen su mejor concierto para su más importante espectador, la que vive tras la reja, en un paraíso como es la aldea almonteña.