Ha vuelto la luz, el color y la alegría. Las calles de La Palma han vuelto a vibrar bajo papelillos y serpentinas, y envueltos en disfraces, los palmerinos han recorrido después de dos años el pasacalles, aunque se notan algunas ausencias.
Eso sí, la música no ha faltado, y no sólo la actual, sino también el ritmo del 3×4 que nos trae la comparsa palmerina, después de su periplo por algunos concursos, algo que también continúa durante estas semanas.
Un agradecimiento a un pueblo que vuelve a despertar tras este letargo con la consecución de coplas, canciones y el mejor ambiente en una localidad que se vistió de fiesta y se puso el antifaz para la ocasión.